martes, marzo 07, 2006

EL SEÑOR FRAGA CANTA por Harapos

Me encontraba en un río muy muy ancho, bañándome con mi novia . Estábamos muy contentas, teníamos una especie de balsa y un palo con el que remábamos como gondoleras. El río además de ser ancho, era tranquilo. Había alguna gente por la orilla con cestas de picnic. Nosotras llevábamos bañadores de rayas y florecitas, de estos antiguos de cuerpo entero, hasta la mitad de los muslos. Estábamos bañándonos, con el bote atado a un árbol muerto que había en el medio del agua, besándonos, salpicándonos (todo muy bonito) cuando nos dimos cuenta de que ahora había algo de corriente , y el bote se había ido hacia los rápidos que había más hacia abajo. Ella se fue nadando muy enérgicamente, yo tenía miedo de que se la tragase el río pero confiaba en su fuerza. En los rápidos había unos chicos pescando, que detuvieron la balsa y la empujaron con sus cañas hacia ella. Cuando volvió junto a mí, salimos del agua y de pronto nos encontrábamos en casa de mi bisabuela.
Había un montón de gente, aunque no la veía, lo sabía porque había muchas camas en cada habitación. Yo me levantaba al cuarto de baño descalza, estaba frío el suelo, sin embargo por la ventana entraba un rayo de sol haciendo brillar el trozo de lavabo que iluminaba. Afuera olía a paja y a estiércol de vaca. (La casa de mi bisabuela está en una aldea de Asturias)
Cuando salí a desayunar, mi abuela ponía tazones de madera sobre la mesa (también de madera muy muy vieja, casi negra), y platos con rodajas de pan de maíz y nata casera. Me mandó ir a por mi bisabuela, que estaba viva aún, y cuando la cogí de su cuna y la senté en la mesa (era una bisabuela muy pequeñita), me di cuenta de que ronroneaba. Pegué la oreja a su espalda y estuve escuchando el latir de su corazón y el ronroneo, con los ojos cerrados.
Cuando los abrí, la mesa de desayuno se había transformado en otra cosa:
Había un patio cuadrado, como los patios interiores de los monasterios. Era un primer piso, y en cada arco, en cada hueco entre columnas, había alguien sentado. Entre ellos mi bisabuela. Me puse a caminar y me di cuenta de que todos eran políticos. ¡Y estaban colgados del techo por las orejas¡. Cada uno de ellos tenía una carpeta con un logotipo dorado escrito. Solamente recuerdo el de Fraga, que tenía el logotipo de los hoteles NH, escrito dos veces, en forma de palíndromo. NHHN. Abrió el dossier, y muy serio, empezó a cantar " zzsun zzsun zzzsuuuun!" y los demás políticos le coreaban "eh ehhhhh zsunnnnn zsun zsunnnnn", exactamente como en el anuncio de un coche que tiene esa melodía. Siguieron cantando, y añadiendo tonos, hasta que las voces se elevaron en un precioso canto gregoriano. Sonaba muy bien. Cuando terminó, me atreví a añadir dos notas al final, y todo el mundo aplaudió. Las cadenas de las que colgaban por sus orejas, tintineaban.
Me desperté.